¡Hola
a todos y a todas!
En
esta entrada me enfocaré en el tema 6, el cual, al igual que el anterior, fue
impartido por Gonzalo. Este tema se centró en dos apartados que considero de
vital importancia a nivel personal, que son, por un lado, las principales
características del acceso a la función pública docente para profesorado de
lenguas extranjeras (las más que conocidas oposiciones); y por el otro, las
programaciones didácticas, conociendo sus aspectos más importantes y analizando
casos reales.
Como
bien mencioné en el párrafo anterior, considero ambos temas relevantes para mí,
pues todos y todas somos conscientes de que no todo el mundo va a optar por la
vía de la docencia pública. No obstante, también considero que para una gran
mayoría de personas, si no es su objetivo principal, tampoco lo descartan de
sus posibilidades. Además, resulta obvia la importancia que presenta para cualquier
docente (ya sea en la vía pública o privada) la capacidad de realizar
programaciones didácticas que sean tan atractivas como útiles para el
aprendizaje adecuado del alumnado, junto a la capacidad de adaptar dichas
programaciones a diferentes contextos que se puedan dar a lo largo del curso.
En
lo que se refiere a las oposiciones, Gonzalo nos explicó todo el proceso que
estas conllevan, desde los requisitos previos para poder presentarse, a todas
las fases, pruebas, o varemos de puntuación que tendrán lugar a medida que se
van realizando dichas oposiciones. Considero esta parte del tema la más
relevante a nivel personal, pues si en otras asignaturas del máster ya tratamos
(en mayor o menor medida) las programaciones didácticas, el proceso de las
oposiciones me resultaba bastante (por no decir totalmente) ajeno, por lo que
me esclareció muchas dudas y me propuso otros aspectos en los que centrarme en
el futuro, como pueden ser los diferentes cursos o títulos de lenguas que pueden
ayudar en gran medida a la nota final; o, a la hora de preparar la parte
teórica, saber priorizar algunos temas sobre otros. También fue bastante
oportuno que el docente que nos explicó todo este proceso haya formado parte de
tribunales de esas mismas oposiciones, pues nos dio una perspectiva más
realista, recomendándonos no solo lo que debíamos hacer, sino lo que no
debíamos hacer. Un ejemplo de ello fue la rúbrica de evaluación de las programaciones
y unidades didácticas usadas en las oposiciones, tanto de secundaria como en
Escuelas Oficiales de Idiomas.
La
otra parte del tema, como bien mencioné al principio de esta entrada, se centró
en la realización de una programación didáctica. Para ello, se realizó un ejercicio
práctico en el que, en minigrupos, cada uno realizaba una parte de la
programación. En mi caso, junto a Ana Rozados, realizamos la introducción,
enfocada en el centro de secundaria IES A Xunqueira I, en Pontevedra.
Respecto
a esta actividad, debo mencionar que, si bien siempre me gustaron estas tareas cooperativas en las que todos/as aprendemos de manera conjunta, sí que considero
que en lo que se refiere al producto final, al no haber un contacto previo entre los minigrupos
mientras realizábamos nuestras partes, estas podrían ser totalmente ajenas las
unas a las otras, quedando una suerte de “programación Frankenstein”. No
obstante, esto no significa que esta actividad no sirva de guía para realizar
otras programaciones en el futuro.
Remarcando
lo que mencioné previamente, al igual que ya habíamos tratado las programaciones
didácticas en otras materias, y en ese sentido esta sección del tema no fue tan “esclarecedora”
como la anterior, sí que es cierto que hacer prácticas en torno a ella es más
que útil para que no sea algo tan ajeno cuando las tengamos que hacer en vista
de las oposiciones. Además, estas programaciones también nos servirán de guía o
modelo para cuando tengamos alguna duda, por lo que toda ayuda es bienvenida. Sin
ir más lejos, como actividad individual también tenemos que realizar una programación
para poner en uso todo lo aprendido. No obstante, esa, como dijo Gonzalo, es “tipo
PROENS”, por lo que será más resumida y esquematizada. De esta manera, de las 15-20
páginas que llevaba la programación conjunta, esta no sería más de tres,
simulando, como acabé de mencionar, el programa PROENS, utilizado a día de hoy
para la realización de dichas programaciones (programa que, a gusto personal,
me gustaría ver más de primera mano, pues en el futuro deberemos convivir con
él).
Para concluir, me gustaría realizar una reflexión respecto a este tema, pues, si bien mi principal foco es en la Educación Secundaria Obligatoria, tampoco debería dejar completamente de lado los regímenes no específicos, como las EOI, debiendo valorar así los pros y contras de ambos contextos. Por ejemplo, las motivaciones del alumnado de la ESO o bachillerato y la EOI son completamente diferentes, pues no solo hablamos de que el objetivo final es relativamente diferente (mientras en el primero la mayoría busca simplemente no suspender o repetir curso, el segundo sí que busca un título o nivel), sino que el alumnado también lo es, pues en las EOI hablamos de muchas personas adultas. Así, considero que el factor de la edad es definitorio a la hora de dar la clase, pues, al igual que seguramente sean personas más maduras que no “den guerra”, también es cierto que el hecho de que una persona más joven les dé clase pueda causar en ellos o ellas cierto escepticismo respecto a nuestras capacidades. Sin embargo, eso únicamente el tiempo lo dirá.
¡Gracias
por haber llegado hasta aquí! Como siempre, ¡espero vuestros comentarios!
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